Eso de arriba es uno de los motivos por los que a Alba le hacía tanta ilusión viajar a Roma este verano. Es una de las criptas de Santa Maria della Concezione (siglo XVII), una delirante iglesia decorada exclusivamente con los huesos de los frailes capuchinos muertos. Toda una lección de reciclaje en los tiempos que corren, de aplicar aquello de “Para que se lo coman los gusanos…” Claro que no sé yo si el estilo triunfaría en cualquier hogar de clase media, pero es innegable que el resultado tiene su arte. Incluso, entre tanta calavera, me parece entrever una forma precursora del ratón Mickey. ¿O son imaginaciones mías?
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