Dentro de pocas horas, el Parlament de Catalunya decide el sí o el no a los toros. Dicen que cancelar las corridas nos saldrá a unos 57 euros a cada catalán. Bien. Por si acaso, yo ya he apartado 60 y que se queden con el cambio. Se dan besados si con esto le ahorramos la tortura a un animal. Lo malo es que sospecho que todo será inútil. El PP (ese heroico partido defensor de los valores de España, si por España entendemos la del NO-DO) ya ha anunciado que, de vencer la postura equivocada, es decir, la antitaurina, recurrirá al Constitucional. Así que mejor no perdamos cuatro años más, como nos pasó con el Estatut. Que siga habiendo toros. Es más: propongo que disolvamos de una vez ese absurdo Parlamentillo nuestro y que sean los correosos rejoneadores del Constitucional los que decidan a partir de ahora lo que más nos conviene.
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