Quiero dormir doce horas de un tirón y despertarme oliendo a café recién hecho
Quiero casarme cantando en una peli de Bollywood mientras caen pétalos rojos del cielo más luminoso del mundo
Quiero que la policía se disuelva pacíficamente
Quiero correr por los pasillos del Gran Hotel Budapest guiado por la voz de mi sistema operativo Samantha
Quiero sentirme una persona sana mentalmente aunque no tenga un Iphone último modelo
Quiero vivir en un país brillante y no en el páramo mediocre en el que intentan convertirlo
Quiero que me beses como a un desconocido
Quiero batir el récord mundial de los cien metros lisos, cruzar la meta y seguir corriendo hasta desaparecer
Quiero que el Barça juegue (y gane, a ser posible) siendo el Barça que queremos
Quiero un Drambuie en una copa con un cubito de hielo
Quiero que todos los Bill Gates del mundo se arruinen de golpe y se tengan que buscar la vida a los cincuenta y pico (¡Ja!)
Quiero hablar de libros y pelis que me gustan en un spa con Natalie Portman
Quiero que Catalunya no sólo se independice de España, sino de todo lo que la oprime, que se arranque de la península, se aleje nadando por el mediterráneo y acabe instalándose en algún lugar con más futuro, entre New Jersey y Urano
Quiero zamparme una tarrina de litro de Häagen-Dazs de chocolate belga y perder una talla de pantalón
Quiero que construyan la mezquita más grande del mundo al lado del Vaticano, para hacerle sombra al Papa
Quiero ir a Las Vegas y hacer saltar la banca
Quiero que la banca salte sin que yo vaya a Las Vegas
Quiero soñar que paso mi vida real volando y que cuando sueño tengo los pies en el suelo
Quiero que la televisión mejore a las personas
Quiero que Aznar se rompa haciendo abdominales, y a ser posible con efectos retroactivos
Quiero que mis pedos huelan bien y sean insonoros
Quiero que a los racistas se les pinte una M en la espalda cada vez que dicen “y conste que no soy racista”
Quiero visitar con el corazón en un puño la casa-museo de Norman Rockwell
Quiero que mañana, al levantarme, encuentre una nota de despedida del pelo de mi cara, de mis sobacos y de mis orejas: “Te dejo para siempre, ingrato”
Quiero tener el don de teletransportarme con un chasquido de dedos
Quiero que El Joker gane a Batman y el Coyote al Correcaminos
Quiero disfrazarme tan bien que ni yo me reconozca
Quiero ser el regalo perfecto en Navidad, el primer beso, el orgasmo, tu silencio
Quiero que Harry y Sally sigan siendo solo amigos
Quiero seguir haciendo el tonto con mi hija a la mínima ocasión
Quiero tener un botón que convierta las armas teledirigidas en escuelas y hospitales y las centrales nucleares en rosas y libros de Sant Jordi
Quiero ver a un grupo de cardenales gordos con liguero cantando YMCA en la Fiesta del orgullo gay
Quiero viajar atrás en el tiempo y escribir Las mil y una noches
Quiero ser Coppola rodando El padrino
Quiero que me regalen un loro que sepa estar callado cuando le conviene
Quiero cantar What the wonderful world como Louis Armstrong
Quiero bailar por el techo com Fred Astaire
Quiero ser el niño que leía a Tintín por primera vez
Quiero jugar con mi padre cuando aún era mi padre
Quiero vivir en la calle Tom Waits esquina Bach
Quiero comprarme minutos en Amazon
Quiero comerme una paella lejos de la playa
Quiero cerrar los ojos sabiendo que tú estás conmigo
Quiero que mis amigos no cambien jamás, ni yo tampoco
Quiero ser Groucho con su bigote pintado
Quiero ser Django Reinhardt tocando en un funeral de New Orleans
Quiero ser Glenn Gould sentado en su silla recortada 8 centímetros
Quiero escribir la novela perfecta y retirarme a descansar hasta el fin de mis días como el hombre más vago que jamás haya existido
Quiero hablar más lento y vivir mucho más rápido
Quiero querer cada vez más, y que me quieran en consecuencia.
Quiero todo esto
Yo no puedo seguir viviendo así
Es una decisión irrevocable.
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