El libro que toca y el que toca la fibra


En un mundo normal, nadie debería preguntar qué libro debe leer.

No existen los gustos literarios universales, del mismo modo que no hay una postura universal para disfrutar al máximo del sexo. Hay momentos para hacerlo sin prisas, con luz tenue y música de fondo; y otros, para un aquí te pillo aquí te mato. Y hay momentos para un novelón y otros para una novelita ligera. Lo importante es leer siempre lo que nos pide el cuerpo.

Salió este tema ayer mientras me entrevistaban en la radio, y dije lo que pienso, que los lectores esclavos de las novedades (la gente ansiosa por comprar y/o leerse los títulos que salen anunciados por la tele), a lo mejor se pierden miles de mundos imaginarios con los que disfrutarían mucho más (el día de Sant Jordi o el de Nôtre Dame de Mont Carmel, eso da igual). Y puse un ejemplo: a los dieciocho años salí a la caza de lectura por una de esas ferias de libros con tenderetes en la calle; me pasé un buen rato curioseando, tocando, hojeando. Y, de pronto, un título llamó mi atención: «Una tumba sin fondo». Lo abrí por la primera página y leí:

«Una mañana de junio de 1872, temprano, asesiné a mi padre, acto que me impresionó vivamente en esa época.»

Lo cerré, conmocionado. Pagué y me lo llevé a casa temblando de emoción. Acababa de descubrir a Ambrose Bierce, uno de mis autores favoritos de todos los tiempos. Y todo porque no salí de casa decidido a conseguir la última novedad, esa que «tocaba» leer a todo el mundo. Salí a buscar algo que me apeteciera.

Y ése es el truco que intento inculcarle a mi hija desde muy pequeña. Creo que es la mejor manera de encontrarle el gusto a la lectura.

Por cierto: ya veis en la imagen que sigo conservando el libro de Bierce. Está hecho polvo, pobrecito, pero sigue siendo  uno de mis mayores tesoros.

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2 respuestas a “El libro que toca y el que toca la fibra”

  1. ¡Totalmente de acuerdo! Las mejores novelas son las que te encuentras por casualidad, las que compras casi a escondidas y con nervios de que no te la quiten en el último momento. Esas son las que realmente devoras ¡Un saludo!

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