Me encanta Norman Rockwell. Incluso antes de que les gustara a los hermanos Coen. Sus obras tienen el don de captar una historia en un instante. La personalidad del sujeto retratado por su expresión. Y encima, nos hacen sonreír. Caravaggio también me encanta, pero es un pelo más serio.
Así que venga: ahí va “El descubrimiento” de Rockwell como postal navideña.
Con ella os deseo lo mejor: soñad con renos voladores y conseguiréis que existan. Prohibido dudarlo.
Si no es este año, el 2012.
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