La decisión

Hace algunos años, un editor (de cuyo nombre no quiero acordarme) me dio la oportunidad de convertirme en escritor full time. Eso sí: puso sus condiciones, que en resumen consistían en escribir lo que él me fuera dictando. Dos o tres piezas al año.  Para empezar, una novela a lo David Leavitt (sic) ambientada en la noche dirty de Barcelona, y uno de esos manuales súper divertidos que la gente compra por el ocurrente título y nunca lee…

Decliné su ofrecimiento, y años después sigo sin arrepentirme. Prefiero escribir un libro cada lustro, pero que, al menos, sea el que a mí me apetece, no el que dictan las (presuntas) modas del mercado. Supongo que en televisión todo es mucho más complicado que en el mundillo literario, pero a menudo, zapeando por ahí, tengo la impresión que, en general,  falta ese puntito de inconsciencia o de autoestima que te empuja a hacer lo que te sale de las entrañas en vez de agachar la cabeza con resignación y, en nombre de la subsistencia, limitarte a clonar con más o menos gracia lo que los directivos de los grandes despachos dicen que funciona.

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Por Pep Bras

Escritor y guionista. + de 20 libros publicados. El más reciente, "La niña que hacía hablar a las muñecas" (Siruela, 2014). He escrito para Buenafuente (16 años en El Terrat), la Otero y la Gemio, entre muchos otros.

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