El fin de facebook


Echo un vistazo al facebook y veo que Juan Cruz se ha instalado un programa de Lagsoft que permite saber (con nombres y apellidos) quién ha estado curioseando en tu perfil. Me apunto rápidamente, espoleado por el sádico instinto de “mirar por la mirilla”, como lo define sabiamente Eva Merseguer. 

A los pocos segundos, empiezo a recibir mensajes de gente avergonzada: ¿Por qué narices te has puesto eso? ¡Con lo que me gustaba chafardear tus páginas!

Y me doy cuenta que la gracia principal del facebook es la impunidad. Poder meterte subrepticiamente en el álbum de recuerdos de alguien a quien hace siglos que no ves y, a la salida, decidir que seguirás unos siglos más sin verle. O todo lo contrario.

Eso es imposible si existe un chivato invisible avisándole de tu incursión.

Es un cambio de baraja a mitad de partida.

El fin de facebook y el comienzo de una peli chunga de espías en la red social.

Por mi parte, he prometido públicamente desinstalarme el chisme. Un día de estos lo haré, en serio. En cuanto consiga apartar el ojo de la mirilla.

0
,

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.