Mariscal en La Pedrera


Visito con mi hija “Mariscal en la Pedrera” y disfruto viendo lo bien que Alba se lo pasa. Todas las exposiciones deberían de ser así: un disfrute para el visitante de cualquier edad. Estamos en el siglo XXI, amigos. Para contemplar pasivamente la obra de un artista vivo o muerto ya existe Internet. Ya sé que no es lo mismo, que no se aprecian tanto las texturas, las proporciones del lienzo, bla bla bla. Lo que quieras. Pero si expones, si das ese heroico paso de juntar parte de tu obra y ofrecerla al voyeurismo de la gente, juguemos bien: dame algo más. Algo mágico, desconcertante, gamberro, especial. Muéstrame procesos, agonías, pajas mentales de tu ego artístico. Dame tu alma. Es lo que hace Mariscal: mostrarse lúdicamente en pelota picada e invitar a todo el mundo a corretear entre su obra con el culo al aire. ¿Hay algún niño que se resista?

Prohibido perdérsela.

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